jueves, 3 de febrero de 2011

Cesar Vallejo


Sección: ficcion » poesia

EAN: 9789500300872

Editorial: EDITORIAL LOSADA

ISBN: 9789500300872

Edición: 14ª

Formato: RUSTICO

Año: 2008

No. de páginas: 105

Idioma: ESPAÑOL

Precio : $92.00

Precio en dólares: $7.30 USD

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LOS HERALDOS NEGROS


Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma... Yo no sé!


Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán talvez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.


Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.


Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.


Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

César Vallejo

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Sección: ficcion » poesia

EAN: 9789682707315

Editorial: JOAQUIN MORTIZ.

ISBN: 9682707315

Edición: 1ª

Formato: TAPA DURA

Año: 2000

No. de páginas: 0

Idioma: ESPAÑOL

Precio : $388.00

Precio en dólares: $30.79 USD

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Cuando tengas ganas de morirte


Cuando tengas ganas de morirte

esconde la cabeza bajo la almohada

y cuenta cuatro mil borregos.


Quédate dos días sin comer

y veras que hermosa es la vida:

carne, frijoles, pan.


Quédate sin mujer: verás.

Cuando tengas ganas de morirte

no alborotes tanto: muérete y ya.

Jaime Sabines

Qué costumbre tan salvaje

¡QUE COSTUMBRE TAN SALVAJE esta de enterrar a los muertos!

¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos

alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.


Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que

rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?

Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja,

la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras,

paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando,

amacizando, ahí te quedas, de aquí no sales.


Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos

derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué

no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus

huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los

animales, o tirarlos a un río?


Había de tener una casa de reposo para los muertos, ventilada,

limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres,

cada día, se levantarían a vivir.

Jaime Sabines




© Urrutia Vallejo Diego Manuel, 2010